viernes, diciembre 9

La semana (II)

No hay jueves
Si me voy volando en ventilador 
llegaría
hasta 
tu cabeza
a comerme tus cejas
con sal y limón

Viernes y sábado
No me gustan las fiestas
en las que me fuman
la corbata
en las que me lamen
los encajes
o en las que soy centro
de mesa

No me gusta 
tu toalla oscurecida
o tu corpiño inentendible.
Te prefiero 
como de cueva
regodearme en tu mugre
o bailar con tu sudor
natural

Si se juntan ambas, 
las fiestas y tú,
apartemos
                            la mente
y adecuémonos a la situación
que la vida condena rápido
como precipitación soportada
por mondadientes.

Domingo
Nací para ser viejo
en la maciza visión que del futuro
tienen
los jóvenes.

Esta escalera no baja
porque se ha desgastado con mis lamentos
y me ha atrapado
como una piedra a su núcleo

sábado, noviembre 26

La semana (I)

Lunes
Tender ropa cuando llueve
es como pegarle suelas a las sandalias
mientras le reponemos la sangre a un cadáver.
Barrer pendientes de abajo hacia arriba
es como lisar las montañas
pero principalmente
como llorar para arriba

Martes
Nadie entiende mis palíndromos;
tendrían que haber sido
como la mirada de una llama en la Puna

Así he llegado al frente
y nadie me ha ordenado nada.
He salido desnudo al recital de indiferencia
pero nadie me disparó al cuerpo
porque la guerra invoca cabezas rotas
y cuerpos manchados
y no al revés.

Miércoles
Hoy quiero
evocar una piedra
rodante

No la veo de cerca
pero sé que es
deforme de rostro
y terca de color

Anda descalza
impidiendo
vertientes
y teniendo al calor
                      al ras

Hoy llegué a la piedra
y no es nada de eso

después de un mes

Son inescrutables los senderos que te conducen al Valle de la Muerte
(Y Fenton no sabe el camino de regreso)
Son páramos plagados de insectos que te envenenan la mirada
Porque no te quieren dejar ver
Lo que propugnan sus pensamientos
______________________
Y esta nota se acaba
Porque apesta a sebo

miércoles, octubre 26

acontecimiento de cuando el sábado se saltó el domingo

Por Jimena Córdova. Extraído de http://bit.ly/rIIbML
Los dos pescadores lanzaron sus cañas y señuelos al río caudaloso. En su asombro instantáneo y siguiente, vieron una luz al fondo, muy por dentro de los árboles, que los miraba y los entretenía con un breve vaivén.  

No se acercaron porque en este relato sea lo que deba pasar, sino porque el viento era tan fuerte que empujaba sus espaldas y ellos ya se encargaban de alternar los pasos. Llegaron. Había un pez gigantesco, echado sobre el piso, que no escupía la vida en agua y que más parecía hecho para la tierra. Los miró con un ojo, como si estuviera en una tabla de picar. Uno de los pescaderos pensó en comérselo y ya sazonaba sus hueveras en algún recipiente de su cabaña. El otro vio las intenciones de su acompañante.

Se lanzó sobre él mientras retiraba su repuesto para la caña, ese del que no había querido desprenderse en el río caudaloso porque se lo regaló su bisabuelo. Los ojos de su amigo estaban en trance, como si estuviera oyendo un rumor de aceite caliente, hirviendo y bajo el sol. Mientras el pez veía consumado su plan, ponía su ojo a la vista sobre ellos y trataba de hacer lo mismo con el otro.

Se irguió y pronunció: el pez es risueño cuando está echado; es húmedo y dúctil. Los pescadores son torpes cuando están despiertos: héroes y hambrientos.

lunes, octubre 17

todos los espacios cubiertos (1)

Mi nombre favorito es Íñigo. Es un nombre complicado de teclear en un ordenador, dada la tilde inicial y la impuesta mayúscula. Si obviara esta última, ¿alguien notaría su ausencia en tanto conocen que es un nombre? Sospecho que no y entonces podría cosificarse y sería factible coger íñigos y dejarlos sobre la mesa. Un íñigo para la depresión, un íñigo para garantizar el sexo seguro, un íñigo para el apetito sorpresivo.

Mi Íñigo es ya maduro pero no usa lentes. Tiene a los padres muertos y ha olvidado cómo hay que extrañarlos. Una hermana, pero ningún compromiso con ella. Alejémonos del sentimiento trepidante de este punto de la descripción: Íñigo no está solo. 

Ha inventado algo que él llama austeridad extremista. Apenas si sale de casa, para no gastar los zapatos y la comida se la trae la verdulera cada tarde luego de cerrar el puesto. Íñigo come casi todo de mala gana, y solo lo hace porque el sonido de sus dientes crujiendo le inspira demasiado.

viernes, octubre 14

factorial

Un abismo. Un hombre. Llega otro. No hacen nada. Ahora se miran. Caminan despacio y el primero empuja al segundo. Lo mata.
El asesino. Camina. Extraña al asesinado. Coge una piedra en forma de moneda. La lanza al aire. "Si cae cara, me tiro también". Cae sello. "No dije qué haría si caía sello". Especifica esta vez. "Si cae sello, me tiro también". Lanza la piedra-moneda. Es un impulso. Cae cara. "No terminé de decir". Especifica por segunda vez. "Salga cara o sello, me tiraré". Lanza la piedra-moneda. Se tira antes de que regrese. Da igual.

En el camino piensa: "¿cómo supe cuál era cara y cuál sello?"

sábado, octubre 8

remembranzas de una buceada inesperada

La cabellera de mi muerto
se ha quedado estática
en la posición que me gustaba.
Me cuestiono si debo
seguir arrojando
pedazos de jardines, hábitats de gusanos
o si debo
sonrojar sus mejillas

jueves, octubre 6

cabo del último

Cuando circundo los márgenes de la desesperación, pienso en los libros no abiertos. Y a continuación, en Hemingway. La impresión del flagelo del rico azucara mi té, lo oigo decir. La desgracia es el postre que no esperamos. La felicidad, el almuerzo sin tenedor. Y yo soy un incólume de pasividad.

Se nos ha olvidado acompañar la procesión de nuestros pies. Se ha manchado la camisa del trabajo por la tos del ahogado en escritorios. No se liberan los deseos sino es con aventuras planeadas. No se cierran las cartas por la saliva, sino por el apremio. 

paloma misil

Paloma ha renunciado a Broadway porque no encanta a nadie, solo a sí misma. Le hace falta espacio en la ropa para albergar todo el sudor que despide. Colapsa de intentos por esforzarse en disfrutar su ganancia del día, pero invierte todo en vestir bien a algún pobre. Es feliz de la manera ajena.

Nunca se ha cansado de llorar parada, en parte porque le hace bien a sus ojos ligeros y en parte porque el llanto deja el piso brillante si se lo trapea bien. No la piense usted como la prolongación del aditamento de la felicidad, que Paloma es tan triste como una paloma limeña. Se come arcoirises en bandejas de oro y aún así no se da cuenta de cómo ella brilla más que todo eso. Paloma es infernal, pero inventó la nieve.

Paloma es la punta de la flecha y la cordura de la hermana de esta.

martes, octubre 4

caricatura de tu sombra

Nadie entiende mis palíndromos
tendrían que haber sido
como la mirada de una llama en la Puna
como el cielo en el piso
o como un vidrio masticado por leones

No soy inentiligible
pero no calzo en los anaqueles
del desierto

Me venden por separado
y a veces hasta repetido
porque soy muy barato
y desconfían los nativos
y soy muy caro
y desconfían los dólares

domingo, octubre 2